Quienes padecen enfermedad pulmonar obstructiva crónica conocen la importancia de tomar la medicación, utilizar adecuadamente los broncodilatadores, dejar de fumar, evitar la exposición a sustancias nocivas en el ámbito laboral y seguir las indicaciones médicas para llevar una vida lo más sana posible. No obstante, puede que no sepan que existe una estrecha relación entre EPOC y nutrición, ya que la alimentación también puede afectar a la respiración y a la Calidad de Vida.
El cuerpo utiliza los alimentos como combustible para todas sus actividades. Sin embargo, no existe un alimento en la naturaleza que contenga todos los nutrientes en cantidades suficientes. Por eso, es importante llevar una alimentación variada que garantice el aporte necesario de macro y micronutrientes.
El metabolismo es el conjunto de procesos químicos y físicos que tienen lugar en el organismo. Entre ellos, se encuentra el mecanismo que permite convertir los alimentos en energía y el oxígeno en dióxido de carbono.
El oxígeno es fundamental en este proceso, ya que ayuda a quemar las moléculas de nutrientes de los alimentos. Cuando se digieren los azúcares, las fibras, las grasas y las proteínas, el producto final es la energía. El dióxido de carbono se crea como producto de desecho y, a posteriori, se elimina durante la exhalación respiratoria.
Los hidratos de carbono producen más dióxido de carbono que las grasas o las proteínas. A su vez, las grasas liberan una menor cantidad de dióxido de carbono. La combinación correcta de nutrientes en la dieta puede ayudar a respirar mejor.
Las alteraciones nutricionales, entendidas como pérdida de peso o desnutrición, son una complicación muy frecuente en los pacientes con EPOC y afectan principalmente a su capacidad funcional y calidad de vida, además de constituir un indicador pronóstico de morbilidad y mortalidad independientes.
Los factores que contribuyen a la desnutrición son múltiples. El aumento del gasto energético en reposo, el descenso de la ingesta y el efecto de determinados medicamentos son algunos de ellos. Otra de las causas, quizás la más importante, tiene que ver con una elevada respuesta inflamatoria sistémica.
La respiración requiere más energía para las personas que tienen EPOC. El trabajo respiratorio provoca un consumo 10 veces más de calorías en los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, debido a la dificultad que presentan para exhalar.
Por otra parte, el mantenimiento de un estado nutricional óptimo en los pacientes con enfermedades respiratorias es crucial, dado que la desnutrición global del organismo repercute directamente en el funcionamiento del pulmón como “bomba” respiratoria.
Al mismo tiempo, también afecta directamente tanto a los músculos respiratorios como a la estructura pulmonar, influyendo desfavorablemente en la evolución de la patología y la pérdida de calidad de vida.
Acostumbrate a pesarte regularmente. La balanza te avisará sobre tu variación de peso. Debés consultar a tu médico si continúas perdiendo peso.
Por otro lado, si tenés EPOC y estás experimentando pérdida de peso, o ya te encontrás por debajo de tu peso, necesitarás revisar tu dieta.
Si tu dieta es insuficiente para satisfacer tus necesidades energéticas, tu cuerpo precisa descomponer la grasa y el músculo almacenados a fin de obtener la energía necesaria. La descomposición provoca tanto la pérdida de masa muscular como la pérdida de masa grasa, generando la pérdida de peso.
A su vez, la pérdida de masa muscular afecta a los músculos principales y accesorios del aparato respiratorio, agravando la EPOC.
Podés experimentar cansancio y fatiga, lo que hará que realizar tus tareas cotidianas sea más difícil. Además, esto contribuye a aumentar la predisposición a exacerbaciones.
Por otra parte, tu sistema inmunológico puede debilitarse. Cuando esto sucede, se incrementa el riesgo de contraer infecciones pulmonares.
Tené en cuenta que puede ser difícil satisfacer tus necesidades nutricionales cuando tenés dificultades para preparar comidas o experimentás inconvenientes para respirar mientras cocinás.
Por eso, considerá la posibilidad de pedir ayuda a tu familia para hacer las compras y cocinar. Si tenés poco apetito, te sentís demasiado cansado para comer o demasiado lleno luego de las ingestas, reconsiderá cuánto y cuándo comés.
En la evolución de la EPOC el diafragma se aplana y presiona al estómago, impidiendo un llenado adecuado. Eso hace que el paciente tenga “saciedad precoz” (llenado rápido) y provoca una disminución de la cantidad de alimento que consume.
Para mejorar esta situación, en lugar de comer 2 o 3 comidas grandes diarias, concentrate en hacer 5 o 6 pequeñas a lo largo del día. Programá recordatorios para comer con regularidad, mantené los refrigerios saludables y con adecuado aporte en función de tus necesidades energéticas.
Los líquidos, como el agua, son importantes, pero debés tener en cuenta que pueden hacer que te sientas lleno rápidamente. Bebé agua después de la comida, en lugar de hacerlo al inicio del refrigerio o durante la ingesta.
Ahora bien, a pesar de todos estos esfuerzos, puede que te resulte difícil satisfacer tus necesidades nutricionales con alimentos habituales, especialmente si poseés un alto gasto energético.
Por otro lado, muchas veces se dificulta mantener una dieta variada que permita obtener una nutrición completa y equilibrada, es decir, que aporte los nutrientes recomendados: grasas poli y monoinsaturadas, con Omega 3 (DHA y EPA), proteínas con un adecuado perfil de aminoácidos, hidratos de carbono de fácil digestión y bajo contenido de lactosa, y el complejo de vitaminas y minerales que aportan los antioxidantes claves en la enfermedad.
Ante estas situaciones, podés complementar tu dieta con un alimento especializado que te ayude a mantener un óptimo estado nutricional.
Mantener un óptimo estado de nutrición es fundamental para tu Calidad de Vida y para poder realizar rehabilitación pulmonar, otro de los pilares en el tratamiento de la EPOC.
Si tenés más dudas sobre la relación entre EPOC y nutrición, mandanos un mensaje.